Un viaje sensorial para redescubrir Punta Del Este

Itaú Uruguay
6 min readJan 7, 2021

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Corren tiempos en los que la realidad nos desafía a cada instante y nos obliga a vivir de una manera diferente. Por eso, en Itaú nos propusimos vivir Punta del Este de una forma distinta. En línea con los contenidos que el banco realiza cada verano y con el foco puesto en Punta del Este, elegimos que nuestros guías fueran aquellos que emprenden en el balneario y lo conocen desde que nacieron o desde hace muchos años.

El registro de ese recorrido físico y conceptual en el que nos sumergimos quedó plasmado en el cortometraje documental Mirar al Este, en el que los protagonistas nos invitan a conectar de otro modo y a reparar en detalles que suelen estar mucho más cerca de lo que pensamos y que simplemente necesitan de alguien que nos abra los ojos para poder ser redescubiertos.

El propósito era claro pero el desafío era enorme. Porque Punta del Este desde adentro es un canto de amor, es la voz de las personas que viven, emprenden y lo convierten en el principal balneario de América Latina, pero ¿cómo resumir, traducir y contagiar la hermosura de Punta del Este con imágenes y sonidos? ¿cómo honrarla sin quedarnos a mitad de camino entre lo que sabemos que es y lo que pudimos contar?

En Punta Ballena, Itaú tiene a los mejores portavoces de la zona, la familia Ferreres Quiroga. Graciela y su hijo Leandro, de Medio y Medio, llevan el lugar en su ADN. El papá de Graciela y abuelo de Leandro, Juan Ferreres, llegó a Punta Ballena con un contrato para trabajar por dos años en la urbanización del lugar.

“Pero no se fue nunca más”, rememoró Graciela, sentada en la glorieta del Arboretum Lussich, un lugar icónico de Punta Ballena, que a su vez fue testigo de muchos recuerdos para su familia.

Leandro sumó otra recomendación de un lugar imperdible de la zona: la playa Chihuahua, donde se unen el agua dulce de la Laguna del Sauce y el agua salada del mar. Pero además, recalcó la belleza de animarse a perderse por el lugar y aventurarse a descubrirlo.

En la península de Punta del Este, María Elena Marfetán, de Lo de Tere, nos invitó a conectar con la simpleza del lugar, a “valorar la belleza de lo simple” y utilizar los cinco sentidos para apreciar lo que tenemos bien cerca, lo que crecer a la orilla de nuestro mar, como la salicornia, la verdolaga y las frutillas de mar que nacen en pleno Punta del Este, y que María Elena utiliza para sus platos.

“Todo lo que nace alrededor del mar me parece increíble. Lo impactante es que lo vemos todos los días y a veces no se nos ocurre algo que crece naturalmente pueda tener un valor especial”, reflexionó.

Además, el mar es su refugio: ahí se interna entre las rocas cuando necesita respuestas y tranquilidad, ahí se inspira para cocinar los platos que emulan distintos paisajes de Punta del Este. “El mar siempre tiene algo para decirme”, confesó.

Sebastián Raña, de Virazón y Atrevida, compartió una perspectiva poco explorada de Punta del Este, pero que es una de sus actividades favoritas. “Muchos miran el mar desde Punta del Este, yo los invito a ver Punta desde el mar”, dijo. Y lo siguiente, fue salir a navegar.

Desde el agua, la vista se rinde ante la inmensidad del faro que “no deja que exista ninguna otra construcción superior a él, el faro es lo que ordena la península’’, indicó.

Eso convierte al lugar en “un barrio metido en el agua”, sostuvo Sebastián, y el sonido le dio la razón: la rompiente de las olas sobre las rocas musicalizaba la escena.

“Esta es la parte más genuina de Punta del Este, los que viven acá tienen las gaviotas y el sonido de la rompiente de forma constante”, recalcó Sebastián, que nació en Punta del Este y rescató la resistencia de la península, que “se mantiene con su quietud, sus tiempos y su momentos en un Punta del Este cada vez más urbanizado”.

A la orilla de la Brava, Verónica Rucks, de Mía Bistró, describe la magia de Punta del Este con claridad: “A veces pasó estrés pero siempre estoy acá, viendo el mar, el horizonte. Punta del Este es ese pedacito chiquito de arena que lo tiene todo. Yo siempre tengo el ruido del mar y hoy existen aplicaciones para el celular que te cobran por reproducir el sonido de mar, es increíble”.

Verónica se deleita con la naturaleza y eligió hacer de Punta del Este su lugar para vivir luego de más de 30 años de trotamundos. Su rutina incluye caminatas entre las calles de su barrio, pasea con su hijo y su perro por la zona aledaña a Pedragosa Sierra mientras aprecian los jardines y el florecer del balneario, que brota desde la raíz y llena de vida los paseos más cotidianos de quienes lo habitan.

En La Barra, Joaquín Sorhobigarat, de Deliss, y Lucas Muñoz, del Café El Tesoro, son dos amigos de la infancia que nacieron en La Barra, “cuando en La Barra vivía muy poca gente. Las calles eran nuestras, este era el jardín de nuestra casa”, rememora Joaquín.

Juntos dejan en claro que el mar los determina: “No hay forma de no sentirte en casa cuando estás cerca del mar, es una forma de encontrarte, lo que te orienta, es tu tu posición en la Tierra”, explica Joaquín. “Por alguna razón siempre termino dando una vuelta por el mar, creo que no hay un día que yo no pase por la desembocadura de La Barra, es como mi lugar en el mundo”, complementa Lucas.

Como niños que exploraron cada rincón de La Barra, Lucas y Joaquín conocen a qué playa hay que ir según el viento que hay y el clima que hubo días atrás, pero también reparan en los momentos mágicos que Punta del Este regala.

“No dejo de sorprenderme nunca. Ayer estábamos terminando de trabajar, de repente vino una nube increíble y nos quedamos mirando el cielo. Llegó el viento, la tormenta, el agua y se puso todo rosa, apareció el arcoiris y fue uno de esos momentos únicos”, describió Joaquín.

En Manantiales, Federico Gasparri y Lucía Sosa Días impulsan la casa restaurante El Abrazo. Nacidos en Montevideo, se mudaron a vivir a Manantiales porque sintieron una conexión con el lugar que terminó por llevarlos hasta ahí. “Manantiales se convirtió en mi lugar en el mundo y el de mi familia”, dice Lucía, al tiempo que Federico indica: “Este es el mejor lugar del mundo. Puede sonar exagerado, pero para mí es así”.

El lugar los maravilla porque pueden contemplarlo y porque recogen los frutos que el entorno les da. Lucía explica que la belleza está en “levantarte, mirar y empezar a caminar: caminando descubrís un montón de lugares”. Y si tiene que elegir un momento, no lo duda: “Cuando empieza a caer el sol y el cielo queda de un azul increíble, antes de que se haga la noche negra, eso es mágico”. Ahí es cuando ella prefiere mirar las estrellas, detenerse y relajarse.

Federico elige atesorar lo que el lugar le ofrece, reunir aquello a lo que le atribuye mucho valor. Por ejemplo, los tesoros que encuentra con su hija Julia, cuando exploran la orilla del mar después de una tormenta: “Tenemos restos de gliptodonte, un hueso de ballena o un resto de un galeón que llegó hasta acá”.

En José Ignacio, Vanessa, jefa de cocina de La Huella, enumera las pequeñas cosas que convierten a este hermoso lugar en un pueblo. Un lugar visitado por gente de todo el mundo pero que nunca pierde la calma. Como dice Vanessa, “si vamos en auto, vamos despacio” o como dice un cartel en las calles del lugar: “Acá sólo corre el viento”.

José Ignacio es un paraíso que garantiza un espectáculo a cada atardecer, porque deja ver la migración de las aves con un cielo dorado en el fondo, algo que solo exige quedarse en silencio y admirar.

La caminata entre las rocas, la paz del faro y los atardeceres del pueblo son los elegidos de quienes conocen el lugar desde su nacimiento. Las cabalgatas por la playa, la posibilidad de que los niños se bañen en el agua mansa de la laguna Garzón mientras los adultos disfrutan del océano, son actividades que hasta hoy emocionan a Vanessa, que recuerda sus planes predilectos de siempre.

Resumir Punta del Este con imágenes y sonidos, condensar su magia, su naturaleza y todo lo que lo vuelve un lugar tan hermoso, es un gran desafío. El resultado es un goce para los sentidos, una explosión visual y un relato cargado de emoción, porque le da voz al balneario a través de la mirada de quienes lo convierten en el principal balneario América Latina.

Durante su relato, los socios de Itaú nos tomaron de la mano y nos invitaron a vivir su lugar en primera persona. El balneario al que llegan visitantes de todo el mundo, guiado por quienes lo viven desde siempre, por los afortunados que pueden llamarlo su casa.

Ya disponible en Youtube, mirala ahora. http://itau.uy/MiraralEste

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